Este blog solo tiene un propósito y es que hagamos un paréntesis en nuestras vidas, e intentemos por unos momentos aparcar los problemas del día a día y relajarnos un poco, hay que pensar que la vida es un regalo aprendamos a disfrutarlo.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Maestro

Enseña a los niños a creer en los ideales y que aquellas cosas que no se ven también son realidades.
Diles que el amor no se ve pero se puede sentir, que la música tiene una explicación pero que las melodías salen del corazón.
Enséñales a tener esperanzas, pues todos los días sale el sol.
Enséñales el respeto por las cosas simples y por la naturaleza.
Enséñales a rezar, a cerrar los ojitos y que se imaginen a su ángel guardián que los protege y los guía.
Enséñales todos los días a trabajar en un pequeño proyecto, diferente siempre.
Estimula su creatividad con sus juguetes y con otros juguetes que ellos mismos puedan crear.
Enséñales a sonreír y acarícialos siempre, sean quienes fueran esos niños, porque no sabes en qué pueden convertirse mañana, tal vez sean ellos quienes te den su mano amiga o te nieguen el saludo cuando menos lo esperes. Tal vez sean tu medico, tu amigo, tu asaltante, o tu juez.
Enséñales que la vida es aprender a ser feliz y que la vida nos dará muchas alegrías, pero nosotros debemos darle también un sabor a la vida.
Enséñales que debemos darle un poco de alegría a todas las cosas y que todo lo que llegue a nuestras manos o a nuestra vida, siempre debemos dejarlo mejor de lo que estaba cuando lo encontramos.
Enséñales que todo aquello que tome contacto con nosotros debe siempre mejorar.
Enséñales el valor del respeto, de la fe, de la confianza, enseñales a ser inteligentes y que no desdeñen sus sentimientos, enseñales a amar y que en todo momento sepan que tienen el derecho de vivir y ser cada uno lo que en su vida quiera ser.
Enseñales que cuando sean grandes deben querer y respetar a los futuros niños.


MAESTRA

Maestra amiga

Un despertar distinto, aquella mañana fría
Tu rostro ante nosotros se mostró
Como aquella rebosante flor
Que luego de la lluvia, cayó.
Tu triste mirada se escondió
En el fondo de aquel pizarrón
Pero tu corazón no pudo más
Y de tus ojos una lágrima brotó.
De aquella inocente niña entonces
Un regalo recibiste
Y su insólita carta leías
Mientras ella con inocencia te veía.
En tu rostro una sonrisa
Entonces se dibujó
Y aquella paloma blanca
Dentro de tu corazón voló.
Los números en recuerdos se habían convertido
Aquella materia una nueva historia llegó a ser
Y en aquella solitaria aula
Dos nuevas amigas se empezaban a conocer.
Tus enseñanzas fueron muchas
Pero más lo fueron los bellos recuerdos
Y aquella niña a la que un día regañaste
A Dios agradeció por haber encontrado
Una maestra así como tú....
¡Mi maestra amiga!

Colaboración de Johana Karolina
Ecuador

viernes, 4 de septiembre de 2009

Petición

Petición del maestro

Señor: Concédeme la gracia
de brillar cual lucero,
que ilumine las tinieblas
y disipe el mal consejo.
Que mis alumnos me vean
sin temor y sin recelo.
Que abra camino siempre
hacia el bien y el cumplimiento.
Que si hay pena, duda o llanto;
permite llevarle amparo,
y que me recuerden siempre
a través de los años.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Decálogo

DECÁLOGO DEL MAESTRO

Gabriela Mistral

1.AMA. Si no puedes amar mucho, no enseñes a niños.
2. SIMPLIFICA. Saber es simplificar sin quitar esencia.
3. INSISTE. Repite como la naturaleza repite las especies hasta alcanzar la perfección.
4. ENSEÑA con intención de hermosura, porque la hermosura es madre.
5. MAESTRO, se fervoroso. Para encender lámparas basta llevar fuego en el corazón.
6. VIVIFICA tu clase. Cada lección ha de ser viva como un ser.
7. ACUERDATE de que tu oficio no es mercancía sino oficio divino.
8. ACUERDATE. Para dar hay que tener mucho.
9. ANTES de dictar tu lección cotidiana mira a tu corazón y ve si está puro.
10. PIENSA en que Dios se ha puesto a crear el mundo de mañana.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Educar

PARA EDUCAR
...Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:
-Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, me parece que sería penoso que te limitaras a caminar, teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.
-Pero yo no sé volar contestó el hijo.
-Es verdad... -dijo el padre y caminando lo llevó hasta el borde del abismo en la montaña.
-Ves, hijo, este es el vacío. Cuando quieras volar vas a pararte aquí, vas a tomar aire, vas a saltar al abismo y extendiendo las alas, volarás.
El hijo dudó:
-¿Y si me caigo?
-Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones que te harán más fuerte para el siguiente intento -contestó el padre.
El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los que había caminado toda su vida.
Los más pequeños de mente le dijeron:
-¿Estás loco? ¿Para qué? Tu viejo está medio zafado... ¿Qué vas a buscar volando? ¿Por qué no te dejas de pavadas? ¿Quién necesita volar?
Los más amigos le aconsejaron:
-¿Y si fuera cierto? ¿No será peligroso? ¿Por qué no empiezas despacio?
Prueba tirarte desde una escalera o desde la copa de un árbol, pero... ¿desde la cima?
El joven escuchó el consejo de quienes lo querían.
Subió a la copa de un árbol y, con coraje, saltó... Desplegó las alas, las agitó en el aire con todas sus fuerzas pero igual se precipitó a tierra...
Con un gran chichón en la frente, se cruzó con su padre:
-¡Me mentiste! No puedo volar. Probé y ¡Mira el golpe que me di! No soy como tú. Mis alas sólo son de adorno.
-Hijo mío- dijo el padre -Para volar, hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen. Es como tirarse en un paracaídas, necesitas cierta altura antes de saltar.
Para volar hay que empezar corriendo riesgos.
Si no quieres, quizás lo mejor sea resignarse y seguir caminando para siempre.
(extraído del libro “Cuentos para pensar” de Jorge Bucay, editorial Aquí y Ahora. Edición 1978)

martes, 1 de septiembre de 2009

Decisión

LA DIFÍCIL DECISIÓN DE SER MAESTRO

Platicaba un día un padre con su hijo y decíale éste emocionado:
- Padre, llegado ha el momento de decidir qué quiero ser en la vida; mucho he pensado al respecto, pero es tanto el saber humano que mi decisión difícil se ha vuelto.
El padre al fin, sabio por experiencia, cuestionó entonces a su vástago de la siguiente manera:
- ¿Qué tanto has pensado que te hace dudar?
- Mira padre -respondió el hijo-, médico he pensado ser, para curar cuerpos o mentes y cuando al fin he aceptado, cuenta me doy que mucha falta hace quien ayude a impartir justicia al débil y desprotegido, entonces prefiero ser abogado. Luego, siento la necesidad de aprender el secreto del arte de la construcción; de sacar de la piedra bruta un hogar confortable para mis semejantes, es cuando decido ser arquitecto o ingeniero; más es tanto el desarrollo científico que prefiero ser investigador o químico o matemático, o me decido por la contaduría o administración, por la física, por el campo, por los animales, por el espacio exterior...
El padre atento, esbozó una sonrisa y dijo con ese tono que tienen los padres cuando amorosamente pueden aconsejar a sus hijos con la sapiencia que dan los años vividos:
- Hijo: doctor, abogado, arquitecto, ingeniero, contador, astrofísico... todo ello puedes ser; y lo lograrás en la profesión que tú no has mencionado. Para alcanzarlo deberás conocer y saber mucho; tu mente deberá convertirse en un transporte de la cultura universal; aún así, deberás poner todo tu empeño en el trabajo a realizar en tu campo de acción.
Serás un moldeador de mentes; tú forjarás al médico, al astronauta, al campesino, al constructor, al comerciante, al abogado, al músico; podrás con esta profesión incubar en los corazones de los individuos los sentimientos de amor, bondad, ilusión, tolerancia, libertad, igualdad y fraternidad. Pero mucho cuidado hijo mío, en ésta no puedes cometer errores ya que podrías crear deformidades que se volvieran en contra de sus propios hermanos, por la generación de una ambición desmedida, tan sólo satisfecha por la material sensación del poder. Tendrás por seguidores a los llamados discípulos, ante ellos te presentarás como figura fiel y como imagen del ejemplo mismo. Te volverás todas y cada una de las profesiones existentes. Con el tiempo verás tu reflejo en cada una de las figuras que tú formaste; entonces hijo, con toda tu entrega a esta fascinante y noble profesión, podrás con la mente en alto, otear el horizonte en donde mirarás tus obras, sintiendo en ese instante que has cumplido con los pensamientos que hoy enredan tus ideas y te darás cuenta que con tus palabras y actos has fertilizado las semillas que sembraste en tierra fértil y que se han convertido, o lo harán después, en grandes, fuertes y frondosos árboles que acudirán a darte sombra protectora cuando estés a punto de cumplir con el mandato de la Madre Tierra que exige a su descendencia regresar a ella.
Sentirás que tu paso por esta vida no ha sido en vano.
Escucha bien hijo mío, si aceptas esta responsabilidad tan grande sobre tus hombros, decídete por la profesión que llevo con orgullo y que en estas palabras venero tanto. Conviértete en Maestro, hijo mío, y sabrás entonces cuánto has ganado.
El hijo comprendió cuál camino debía seguir; y con el corazón latiendo fuertemente y embargado de gran emoción, se acercó a su padre, Maestro de muchas generaciones y secó las lágrimas de honor que de sus ojos habían brotado. Le besó en la frente y decidió al fin en lo que se convertiría: un Maestro que con su trabajo, rinda reconocimiento a la labor de los grandes Maestros que hubiera tenido. Maestros que a él, lo hubieron forjado.
Prof. Martín A. Alcocer González Mérida, Yuc., Méx.