Este blog solo tiene un propósito y es que hagamos un paréntesis en nuestras vidas, e intentemos por unos momentos aparcar los problemas del día a día y relajarnos un poco, hay que pensar que la vida es un regalo aprendamos a disfrutarlo.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Música

clave-de-sol.jpgUno de los dones más hermosos que los humanos aportaron a la tierra es la música.
Es una de las experiencias sensoriales más poderosas, inmediatas e íntimas.
La música cambia nuestro estado de ánimo, nos transporta en el tiempo, nos hace revivir momentos, recordar personas, nos llena de sentimientos.
La música es el arte que más nos conecta con nuestro interior y el que más nos acerca a lo eterno

sábado, 29 de noviembre de 2008

Música

El concepto de música ha ido evolucionando desde su origen en la antigua Grecia, en que se reunía sin distinción a la poesía, la música y la danza como arte unitario
La música (del griego: μ ο υ σ ι κ ή [τ έ χ ν η ] - mousikē [téchnē ], "el arte de las musas") es, según la definición tradicional del término el arte de combinar sonidos...

El concepto de música ha ido evolucionando desde su origen en la antigua Grecia, en que se reunía sin distinción a la poesía, la música y la danza como arte unitario. Armonia, Melodia y Ritmo.

Música mas que 6 letras…
Detenerse a escribir sobre la música es uno de los eventos más complejos de la vida, la música compenetra nuestras vidas como el agua a la vida acuática. Seamos devotos de ella o no, nuestras vidas están marcadas por las diversas tonadas que escuchamos voluntaria o involuntariamente.
Sus efectos son múltiples, en los amantes de la música, más allá del género, ella va moldeando y a la vez sirviendo de almacén de cada una de las experiencias que vivimos. Nos moldea en la medida que deseamos subconscientemente ser como la música que escuchamos, lo deseamos al sentir que es para nosotros, al identificarnos con sus letras, al vibrar naturalmente con su armonía y al soñar con su melodía. Luego, nos sorprende descubrir el parecido de nuestra experiencia con lo escuchado.
La música como almacén es aquella que nos ha rodeado en nuestra vida, cada pieza musical que hemos escuchado en un periodo u otro nos evocan ese periodo en el cual esa interpretación nos rodeaba. Cuantos bellos recuerdos nos evocan las interpretaciones antiguas que solían ser nuestras favoritas en otras etapas de la vida, ellas resucitan alegrías, tristezas, amores, triunfos, fracasos con la misma intensidad que alguna vez se sintieron.
Nos puede producir felicidad y a la vez tristeza, nos puede llenar escucharla pero en su estado actual nos puede atar a la desdicha o a la esclavitud de buscar en el mundo externo una realidad que solo existe en nuestros mayores anhelos y aspiraciones inconfesables que solo una pieza musical es capaz de evocar en nosotros, ya sea para avivar experiencias, invitarnos a experimentar nuevas o para mostrarnos aquellas cosas de las que adolecemos.

El Creador de Música
El Creador de Música es aquel que en su forma humana sabe transmitir sus vivencias y sentimientos en prosas y melodías.En su inspiración consigue mostrarle a los demás un camino para que viva en si mismo esa experiencia que quiere compartir a través de la música. En su aspecto superior es aquel que aprende a viajar a mundos superiores, escuchar las tonadas de las esferas y expresarlo a su audiencia, alcanzando elevar a todos a esa exquisita región descubierta por él.Solo este tipo de seres tienen el poder de transmitir aquello que no es posible transmitir por las palabras ni por la literatura.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Qué hacer

QUÉ HACER CON LO QUE TENEMOS...
El 18 de noviembre de 1994, Itzhak Perlman, el violinista, entró al  escenario para dar un concierto en el Avery Fisher Hall del Centro Lincoln  en la ciudad de Nueva York.
Si alguna vez ustedes estuvieron en un concierto  de Perlman sabrán que para él, llegar al escenario no es un pequeño logro. Tuvo polio cuando fue niño, tiene ambas piernas sujetas con bragueros y camina con la ayuda de dos muletas.

Verlo cruzar por el escenario dando un paso por vez, costosa y lentamente,  es una visión asombrosa. Camina penosa, pero majestuosamente, hasta que llega a su silla. Entonces se sienta lentamente, pone sus muletas en el suelo, afloja los  sujetadores de sus piernas, coloca un pie hacia atrás y extiende el otro hacia adelante, luego se inclina y levanta el violín, lo pone bajo su mejilla, hace una señal  al director y comienza a tocar.
Hasta ahora, la audiencia estaba acostumbrada a este ritual. Ellos permanecen sentados mientras él hace su trayecto hasta su silla. Permanecen reverentemente silenciosos mientras  afloja los sujetadores de sus piernas, y esperan hasta que esté
listo para tocar.
Pero esta vez algo  anduvo mal... Justo cuando él terminaba sus primeras estrofas, una de las cuerdas de su violín se rompió. Se pudo escuchar el ruido, sonó como un tiro atravesando el salón.
No había equivocación sobre lo que ese sonido significaba. No había tampoco dudas sobre lo que él tendría que hacer. Los que estaban allí esa noche, pensaron para sí mismos -"tendrá que levantarse, ponerse los bragueros nuevamente, levantar
las muletas y arrastrarse fuera del escenario, ya sea para encontrar otro violín o para encontrar otra cuerda para el suyo".
Pero no lo hizo. En su lugar, esperó un momento, cerró sus ojos y luego hizo la señal al director de comenzar nuevamente.
La orquesta comenzó, y el tocó desde el punto en el que se había detenido. ¡Y tocó con tanta pasión y tanto poder y tanta pureza, como ellos nunca lo habían escuchado antes!
Por supuesto, todo el mundo sabia que es imposible interpretar un trabajo sinfónico con solo tres cuerdas. Yo sé eso y ustedes también lo saben, pero esa noche Itzhak Perlman rehusó saberlo. Se lo podía ver modulando, cambiando, recomponiendo la pieza en su cabeza. En un punto eso sonó como si estuviera sacando el tono de las cuerdas que se habían roto y extrayendo nuevos sonidos de ellas que nunca habían dado antes.
Cuando terminó, hubo un impresionante silencio en el salón... y entonces la gente se levantó y lo aclamó. Hubo un extraordinario aplauso proveniente de cada rincón del auditorio. Estábamos todos de pie gritando y animando,  haciendo todo lo que podíamos, para demostrar cuanto apreciábamos lo que acababa de hacer.
El sonrió, se secó el sudor de sus cejas, detuvo su inclinación para aquietarnos y luego dijo, no con presuntuosidad sino en un tono reverente,  pensativo, calmo: -"Ustedes saben, algunas veces la tarea del artista es descubrir cuanta música puede
uno hacer con lo que aún le queda"...
¡Qué maravillosa reflexión ésta! Ha permanecido en mi mente siempre desde que la escuché. Y... ¿Quién sabe?...  Tal vez es la definición de la vida, no solo para los artistas sino para todos nosotros. Aquí hubo un hombre que se ha preparado toda su vida para hacer música con un violín de cuatro cuerdas, quien repentinamente, en medio de un concierto, se encuentra con solo tres, así que él hace música con tres cuerdas y la música que hizo esa noche solo con tres fue más hermosa, más sagrada, más memorable que ninguna que él haya hecho jamás en un violín con sus cuatro cuerdas.
Así que, tal vez, nuestra tarea en este mundo que vivimos, confuso, inestable y que cambia velozmente, sea hacer música; al principio con todo lo que tenemos y luego, cuando eso ya no es más posible, ...hacer música con todo lo que nos quede! 
Jack Riemer, Houston Chronicle, February 10, 2001.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Me miro

Me miro en el espejo

Me miro en el espejo, me quiero conocer.
Saber qué cara tengo, y de qué color la piel.
Me miro en el espejo, me quiero descubrir.
Contar las pocas pecas que tengo en mi nariz.
Me miro en el espejo, me quiero como soy.
No importa si soy flaco, o petiso y panzón.
Así soy yo, así soy yo.
Mucho gusto en conocerme y encantado de quien soy.
Porque así soy yo, así soy yo.
Mucho gusto en conocerme y encantado de quien soy.
Tal vez podría tener la mirada más cordial.
El abrazo más abierto y el ombligo en espiral.
Pero así soy yo, así soy yo.
Mucho gusto en conocerme y encantado de quien soy.
Porque así soy yo, así soy yo.
Mucho gusto en conocerme y encantado de quien soy.
(Letra y música: Carlos Gianni / Hugo Midón - 440 Producciones Musicales)


viernes, 21 de noviembre de 2008

El violinista

Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la
derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total.
Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín.
Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.
El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.
Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical.
Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.
La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo.
Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto recelo.
Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas.
Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.
Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto.
La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría.
El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: "¡¡Ese es mi violín!! ¡¡Ese es mi violín!!". Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.
La vida nos da a todos "un violín". Son nuestros conocimientos, nuestras
habilidades y nuestras actitudes. Y tenemos libertad absoluta de tocar "ese violín" como nos plazca.
Se nos ha dicho que Dios nos concede libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Y esto, claro, es tanto un maravilloso derecho, como una formidable responsabilidad.
Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto.
Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.
Esa es la gente que hace su trabajo de la forma: "hay se va...", Que piensa en términos de "me vale...", y que cree que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pésima ejecución, cubriendo sus necesidades.
Es la gente que piensa solamente en sus derechos, pero no siente ninguna obligación de ganárselos.
La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra.
Tú y yo, y cualquier otra persona, tenemos que aprender tarde o temprano, que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría.
Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían. La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por
desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes
oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.
La verdad es que Dios nos concedió "libre albedrío". Tú puedes hacer algo grande de tu vida, o hacer de ella una porquería. Esa es su decisión personal.
LO NEGATIVO: Negarnos a afinar bien nuestro violín de la vida. Y quejarnos de que la gente no disfrute la melodía que sacamos de él.
LO POSITIVO: Comprender que, nos guste o no, solamente rosperaremos si afinamos bien ese violín, y aprendemos a sacar de él las mejores melodías.
Autor desconocido