María está siempre atenta para traer al mundo la alegría, la paz y la reconciliación. Ella nos conduce hacia Dios, y con sus ruegos amorosos intercede por nosotros.
Elevemos hacia ella nuestros corazones para que nos ayude a reconciliarnos, cada vez que nos alejemos del amor de Dios.
Dirijamos a ella nuestros ojos para implorarle por la paz; a ella, que sólo tiene cabida en su corazón para la paz y el perdón.
IMÁGENES DE NUEVOS SALUDOS EN TIEMPO DE COVID19
Hace 3 años
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