Niños Virtuales
Familia
Cierto día entré apurado y con mucho apetito a un restaurante.
Escogí una mesa bien alejada del movimiento, porque quería aprovechar los pocos minutos que tenía, utilizarlos para comer y concretar algunas ideas de programación de un sistema que estaba desarrollando, además tenía ganas de planear mis vacaciones, que hacía mucho tiempo que no podía disfrutar.
Escogí una mesa bien alejada del movimiento, porque quería aprovechar los pocos minutos que tenía, utilizarlos para comer y concretar algunas ideas de programación de un sistema que estaba desarrollando, además tenía ganas de planear mis vacaciones, que hacía mucho tiempo que no podía disfrutar.
Pedí un plato de salmón con alcaparras, ensalada y un jugo de naranja.
Mientras esperaba, abrí mi notebook y ya me disponía a trabajar, cuando sentí detrás de mi hombro una suave voz que me decía:
-¿Señor, tiene una moneda para darme?
-No, no tengo, pequeño. Conteste.
-Solo una monedita para comprar un pan.
-Está bien, yo te compro uno.
Para variar, mi casilla de correos estaba saturada de e-mails. Quedé distraído leyendo poesías, lindos mensajes y sonriendo por esas bromas que nos envían a todos, mientras una bella melodía me transporto a Italia, recordándome un hermoso tiempo pasado.
Mientras esperaba, abrí mi notebook y ya me disponía a trabajar, cuando sentí detrás de mi hombro una suave voz que me decía:
-¿Señor, tiene una moneda para darme?
-No, no tengo, pequeño. Conteste.
-Solo una monedita para comprar un pan.
-Está bien, yo te compro uno.
Para variar, mi casilla de correos estaba saturada de e-mails. Quedé distraído leyendo poesías, lindos mensajes y sonriendo por esas bromas que nos envían a todos, mientras una bella melodía me transporto a Italia, recordándome un hermoso tiempo pasado.
-Perdón señor, puede pedirle a la camarera que le ponga al pan un poquito de manteca y queso. Entonces me di cuenta que el pequeño seguía estando a mi lado. Lo había olvidado por completo.
-Está bien, pero después me dejas trabajar, estoy muy ocupado ¿De acuerdo?
Cuando la camarera me trajo la comida, le pedí que trajera un pan para el pequeño y ella me preguntó si yo quería que se llevara al niño a otro lugar.
Mi conciencia me impidió decirle que si y por el contrario le dije que el niño comería conmigo y le pedí que en lugar del pan, le trajera un suculento almuerzo.
Entonces el niño se sentó frente a mí y preguntó:
-¿Que estás haciendo?
-Estoy leyendo e-mails.
-¿Y que son e-mails?
-Son mensajes electrónicos enviados por personas vía Internet. Sabía que no entendería nada, y para evitar más preguntas le dije:
-Es como si fuese una carta, solo que se envía por Internet.
-¿Usted tiene Internet?
-Si tengo, es esencial en el mundo de hoy.
-¿Y que es Internet?
-Es un lugar en la computadora donde podemos ver y oír muchas cosas, noticias, música, conocer personas, leer, escribir, soñar, trabajar, aprender. Tiene de todo pero en un mundo virtual.
-¿Y qué es virtual? ¿Cómo le explico? pensé, así que me decidí a darle una explicación bien simple.
-Virtual es un lugar que imaginamos, algo que no podemos tocar, ni alcanzar. Un lugar en el que creamos un montón de cosas que nos gustaría hacer. Creamos nuestras propias fantasías y podemos transformar el mundo como quisiéramos que fuese.
-¡Que bien, me encanta!
-¿Entonces sabes lo que es virtual?
Si señor, porque yo también vivo en ese mundo virtual.
-¿Tú tienes una computadora?
-No señor, pero mi mundo también es virtual. Mi madre pasa todo el día fuera de casa, llega muy tarde, agotada y casi que no la veo.
Yo paso mucho tiempo cuidando a mi hermano pequeño que vive llorando de hambre, le doy agua tibia haciéndole creer que es sopa con la esperanza que le quitará el hambre.
Mi hermana mayor sale todo el día, dice que va a vender su cuerpo, pero no lo entiendo, porque ella regresa siempre con su cuerpo.
Mi padre está en la cárcel hace mucho tiempo.
Y yo siempre me imagino a toda mi familia junta en casa, con mucha comida, muchos juguetes como si fuera Navidad y yo me imagino yendo a la escuela para algún día poder ser un gran médico.
-¿Acaso esto no es virtual?
-Está bien, pero después me dejas trabajar, estoy muy ocupado ¿De acuerdo?
Cuando la camarera me trajo la comida, le pedí que trajera un pan para el pequeño y ella me preguntó si yo quería que se llevara al niño a otro lugar.
Mi conciencia me impidió decirle que si y por el contrario le dije que el niño comería conmigo y le pedí que en lugar del pan, le trajera un suculento almuerzo.
Entonces el niño se sentó frente a mí y preguntó:
-¿Que estás haciendo?
-Estoy leyendo e-mails.
-¿Y que son e-mails?
-Son mensajes electrónicos enviados por personas vía Internet. Sabía que no entendería nada, y para evitar más preguntas le dije:
-Es como si fuese una carta, solo que se envía por Internet.
-¿Usted tiene Internet?
-Si tengo, es esencial en el mundo de hoy.
-¿Y que es Internet?
-Es un lugar en la computadora donde podemos ver y oír muchas cosas, noticias, música, conocer personas, leer, escribir, soñar, trabajar, aprender. Tiene de todo pero en un mundo virtual.
-¿Y qué es virtual? ¿Cómo le explico? pensé, así que me decidí a darle una explicación bien simple.
-Virtual es un lugar que imaginamos, algo que no podemos tocar, ni alcanzar. Un lugar en el que creamos un montón de cosas que nos gustaría hacer. Creamos nuestras propias fantasías y podemos transformar el mundo como quisiéramos que fuese.
-¡Que bien, me encanta!
-¿Entonces sabes lo que es virtual?
Si señor, porque yo también vivo en ese mundo virtual.
-¿Tú tienes una computadora?
-No señor, pero mi mundo también es virtual. Mi madre pasa todo el día fuera de casa, llega muy tarde, agotada y casi que no la veo.
Yo paso mucho tiempo cuidando a mi hermano pequeño que vive llorando de hambre, le doy agua tibia haciéndole creer que es sopa con la esperanza que le quitará el hambre.
Mi hermana mayor sale todo el día, dice que va a vender su cuerpo, pero no lo entiendo, porque ella regresa siempre con su cuerpo.
Mi padre está en la cárcel hace mucho tiempo.
Y yo siempre me imagino a toda mi familia junta en casa, con mucha comida, muchos juguetes como si fuera Navidad y yo me imagino yendo a la escuela para algún día poder ser un gran médico.
-¿Acaso esto no es virtual?
Cerré mi notebook, sin poder evitar que alguna de mis lágrimas cayera sobre el teclado.
Esperé a que el niño terminase literalmente de devorar su plato, pagué la cuenta y le di el cambio al pequeño, que me retribuyó con una de las más bellas y sinceras sonrisas que jamás había recibido en mi vida, y además con un “¡Gracias Señor, usted es un maestro!”
Esperé a que el niño terminase literalmente de devorar su plato, pagué la cuenta y le di el cambio al pequeño, que me retribuyó con una de las más bellas y sinceras sonrisas que jamás había recibido en mi vida, y además con un “¡Gracias Señor, usted es un maestro!”
En ese preciso instante, tuve la mayor definición de la palabra virtual.
“Virtual, es ese mundo insensato en el que vivimos todos los días, mientras no percibimos la cruel realidad que nos rodea”
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