No la dan los otros, está en nosotros.
El otro sólo despierta lo que yace dormido en nuestro interior.
Sanemos nuestras heridas del pasado, para dejarlo fluir sin miedo.
Derribemos las murallas
que hemos levantado
para protegernos,
y entonces sentiremos
que realmente estamos vivos.
La energía del AMOR es sólo lo que nos sanará y sanará el mundo.
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