Este blog solo tiene un propósito y es que hagamos un paréntesis en nuestras vidas, e intentemos por unos momentos aparcar los problemas del día a día y relajarnos un poco, hay que pensar que la vida es un regalo aprendamos a disfrutarlo.

domingo, 4 de abril de 2010

Mi Ángel del Ayer....


Desde ahí te miro mi ángel dulce y tierno
con tus ojitos tan dulces y tu sentir eterno,
bajaste hasta la tierra buscando consuelo
¡ En busca del amor remontaste el vuelo !

¡ Si vieras mi ángel triste cuánto te siento !
¡ Mil versos le he escrito y los tiró al viento !
Impregnada esta noche estoy de su recuerdo
y por seguirle amando del amor me pierdo.

Hoy, en plena madrugada hurgue en el baúl
en donde guardo sus cartas, atadas con tul,
tierno me decía ¡ Chiquitica cuanto te amo !
¡ Dios ¡ ¡ Hoy por escucharlas,  triste clamo ¡

Le entregué mi vida, mi ser y alma entera,
y hoy el olvidó aquéllas caricias que le diera,
dejó de amarme, buscando en otros brazos
ese amor bello, dejando mi ser en pedazos.

Como ese  ángel que bajó del cielo para amar,
así mi corazón hoy,  junto a la calidez del mar
late melancólico por ese amor que nunca olvido
derramando el llanto, ¡ De dolor y entristecido !

¿ Porqué se empeña el corazón en recordarle ?
¿ Porqué mis labios no dejan de nombrarle ?
¿ Será que con los años el sentir se afianza
Y se viene a tu mente en triste remembranza ?

¡ Yo tuve la dicha de entregarle un gran amor
y aunque no supo valorar y me entregó al dolor,
hoy llegó  a mi ser las ansias de regresar el ayer,
decirle ¿Porqué? Y que sepa que se llevó mi ser !


¡ Hoy recordé que mis versos todos te los daba !
Y mírame ahora ¿ Será que sigo de ti enamorada ?

sábado, 3 de abril de 2010

Carcel

Reflexiones – El Ángel de la Carcel

En la celda en el extremo del pasillo oscuro apenas caben un camastro, un escritorio y una silla plegadiza. Este es el hogar de la hermana Antonia Brenner, una monja estadounidense que creció en Beverly Hills, pero abandonó una vida de lujos para vivir en una lúgubre prisión mexicana.
Sus nuevos vecinos no son astros de Hollywood sino asesinos, narcotraficantes y contrabandistas de inmigrantes. Todos la llaman el “ángel de la cárcel”.
Brenner, de 79 años, parece desconcertada cuando le preguntan por qué trocó el lujo por la cárcel hace tres décadas.
“No comprendo por qué se asombra la gente”, dijo. “Dar ayuda es fácil. Lo difícil es pedirla”.
Una mujer menuda de apenas 1,57 metros de estatura, pero llena de energía, Brenner realiza sesiones de ayuda y presta innumerables favores a los 7.100 presos de la cárcel de La Mesa, apenas al otro lado de la frontera de la ciudad estadounidense de San Diego, California. Les trae vendas, jabón y medicamentos; lleva mensajes a los familiares fuera de los altos muros de la prisión.
Brenner sabe cuidar a la gente: crió a siete hijos.
A los 50 años, trocó sus vestidos y su casa espaciosa por un hábito de confección casera y una cárcel donde las condiciones han provocado motines; ella ayudó a poner fin a tres.
“Soy eficaz en los motines porque no tengo miedo, oro y entro”, dijo. “Entra una mujer de velo blanco, alguien que ellos saben que los ama. Entonces se hace silencio, vienen las explicaciones y se deponen las armas”.
Su obra ha sido reconocida en libros, y este mes fue incorporada al Salón de la Fama de los Estadounidenses que Ayudan, con sede en Washington. Entre sus admiradores hay directores y guardiacárceles.
“Los directores pasan, yo también pasaré, pero la madre Antonia siempre estará aquí”, dijo José Francisco Giménez Gómez, director de la cárcel desde hace un año y medio. “Ella es como un rayo de sol”.
La luz en su celda diminuta entra por dos ventanas con vista a una torre de vigilancia y una cerca de alambre de púas. Una sábana blanca sirve de puerta a un pequeño baño con una ducha de agua fría.
Atraviesa la prisión, muy sonriente, saludando a presos y guardias. A muchos los besa en la mejilla. Llama a todos “mi hijo”.
“Todos la quieren”, dice José Luis Romero, que está cumpliendo una condena a cuatro años y medio por robar un auto. “Uno siempre se siente mejor después de verla”.
Brenner, cuyo nombre original era Mary Clarke, nació en Los Ángeles, la segunda de tres hermanos. Su padre se hizo rico vendiendo material de oficina a contratistas de la defensa durante la Segunda Guerra Mundial.
La familia vivía en Beverly Hills y tenía una casa de verano de 11 habitaciones, con vista al mar, en Laguna Beach, al sur de Los Ángeles. Después se mudó a Ventura County, su último hogar antes de la prisión.
Después de dos matrimonios que culminaron en divorcios, Brenner se dedicó a las obras de caridad, bajo la influencia de un sacerdote de Los Ángeles llamado Anthony Brouwers.
“Finalmente todo se acaba, tu dinero, tu enfermedad, tu familia, tu tiempo en la cárcel”, dice en un español impecable a una veintena de presos vestidos de mameluco gris. “Lo único que no se acaba es el amor de Cristo por ti”.
Elio Spagat
Dios nos ha llamado a ser reflejo de su amor a otros, especialmente a los más necesitados y heridos. Nunca rehusemos ser una extensión del amor de Dios.
‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber?
Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?’
El Rey les responderá: ‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.’ Mateo 25:37-40

viernes, 2 de abril de 2010

Ángel

Reflexiones – El ángel en uniforme



“Donde hay un gran amor, siempre hay milagros”
Esta es una historia de familia que me contó mi padre
acerca de su madre, mi abuela.
En 1949 mi padre acaba de regresar de la guerra. En todas
las autopistas estodounidenses se veían soldados en uniforme
que buscaban transporte para llegar a casa, como era cotumbre
en aquella época.
Tristemente la emoción del encuentro con su familia pronto se
vio ensombrecida. Mi abuela enfermó gravemente y tuvo que ser
hospitalizada. Eran sus riñones y los médicos le dijerona mi padre
que necesitaba una transfusión de sangre de inmediato; de lo contrario,
no pasaría de aquella noche. El problema era que su tipo de sangre era
AB-, un tipo de sangre muy poco común incluso hoy día, pero aún más
difícil de encontrar porque en esa epoca no había bancos de sangre
ni vuelos para enviarla. Se examinó a todos los miembros de la familia,
pero ninguno tenía el tipo requerido. Los médicos no daban ninguna esperanza;
mi abuela se moría.
Bañado en lágrimas, mi padre salió del hospital para ir en busqueda de la
familia, para que todos tuvieran la oportunidad de despedirse de la abuela
cuando conducía por la autopista, se cruzó con un soldado en uniforme que pedía
transporte para llegar a casa. Profundamente triste,  mi padre no sentía en aquel
momento el deseo de hacer una buena obra. Sin embargo, fue casi como si algo ajeno
a él lo obligara, se detuvo y aguardó mientras el extraño subía a l auto.
Mi padre estaba demasiado perturbado para preguntarle su nombre, pero
el soldado advirtió de inmediato las lágrimas de mi padre y averiguó
el motivo. Mi padre le contó a aquel completo extraño que su madre
estaba muriendo en ese momento en el hospital porque había sido imposible
encontrar su tipo de sangre, AB-, y que , de no encontrarlo antes de la noche,
seguramente moriría.
Hubo un gran silencio en el auto. Luego el soldado no identificado le extendió
la mano a mi padre, con la palmahacia arriba. En la palma de su mano estaba la identificación
que llevaba alrededor del cuello. El tipo de sangre indicado para ella era AB-.
El soldado le dijo a mi padre que regresaran de inmediato al hospital.
Mi abuela vivió hasta 1996 cuarenta y siete años más, y hasta la fecha nadie
en la familia conoce el nombre del soldado. Pero mi padre se pregunta a menudo:
¿Fue realmente unsoldado, o un ángel en uniforme?
Salmos 146:5 Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios,
Fuente: Sopa de Pollo para el Alma de la Madre

jueves, 1 de abril de 2010

Ángel

El Ángel de los Niños

Refiere una antigua leyenda que un niño que todavía no había nacido, le dijo un día a Dios:
-Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra, pero ¿Cómo viviré allá tan pequeño y tan débil como soy?
-Entre los muchos ángeles escogí uno que te esperará- le contestó Dios.
-Pero dime Dios, acá en el cielo no hago más que cantar y sonreír y eso basta para mi felicidad. ¿Podré hacerlo allá?
-Yo enviaré un ángel para que cante y sonría para ti todos los días. Y te sentirás feliz con sus canciones y sonrisas.
-¿Y cómo entenderé cuando me hablen si no conozco el extraño idioma de los hombres?
-Un ángel te hablará las palabras más dulces y más tiernas que escuchan los humanos. Él te enseñará.
-¿Qué haré cuando quiera hablar contigo?
-Un ángel juntará tus manitas y te enseñará una oración.
-Señor, he oído que en la tierra hay hombres malos, ¿quién me defenderá?
-Un ángel te defenderá aunque le cueste la vida.
-Señor-le dijo el niño- pero estaré siempre triste porque no te veré más, me sentiré muy solo.
-Un ángel te hablará siempre de mí y te mostrará el camino para un día volver a mi Presencia.
En ese instante una inmensa paz reinaba en el cielo, no se escuchaban voces terrestres. El niño repetía suavemente: Señor, dime el nombre del ángel. Señor, dime el nombre del ángel..Quiero saber su nombre.
-El Señor contestó: se llama: Mamá.
Proverbios 31:11,12.
Mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Su valor supera en mucho al de las joyas.
En ella confía el corazón de su marido, y no carecerá de ganancias.
Ella le trae bien y no mal todos los días de su vida.