Y QUE DIFERENCIA HAY ENTRE
EL AMOR Y LA AMISTAD…
El amor es un torrente. La amistad es un rocío.
El amor es tronco. La amistad es sombra.
El amor raíz. La amistad es cultivo.
El amor es dueño. La amistad es servidora.
El amor es de montaña. La amistad es de camino.
El amor seduce, la amistad gotea.
El amor se apasiona, la amistad se identifica.
El amor brota, la amistad sostiene.
El amor absorbe, la amistad se prodiga.
El amor es fuego, la amistad es lámpara.
El amor se exalta, la amistad se enternece.
El amor es tapiz, la amistad es saetillita.
El amor es vida, la amistad es soporte.
El amor hace la vida, la amistad hace la luz.
El amor y la amistad son los ejes, los puntales,
pero con el telón de fondo de la fe.
Esa fe que cementa, estructura y abastece.
Porque el amor pasa ensanchando vidas;
la amistad, despertando almas, y la fe, levantando virtudes.
El amor toca los sentidos,
la amistad perfuma los sentimientos y la fe eleva el alma.
El amor es la palanca,
la amistad es la columna
y la fe es el cimiento.
El amor va tras la luna,
la amistad, tras el lucero
y la fe, tras el horizonte.
El amor se mira en el río,
la amistad se refleja en el lago
y la fe se hunde en el mar.
El amor truena,
la amistad arrulla
y la fe canta.
Los amores se consagran,
las amistades se abrazan
y los espíritus se funden.
El amor enfoca con pupila apasionada,
la amistad enfoca con pupila alerta,
y la fe, con pupila divina.
El amor hace la vida,
la amistad hace la luz
y la fe hace la salvación.
El amor es eso
que agranda el pecho de todos los hombres,
la amistad es eso
que endulza la pena de todos los días
y la fe es eso
que fija nuestro destino para siempre.
El amor tiene en su esencia algo del Dios que nos hizo;
la amistad, algo del ángel que nos cuida,
y la fe, algo del Cristo que nos salva.
Entre los tres tienen el poder de encender la vida,
marcar la trayectoria ¡y ganar el cielo